Comentario
Tanto el territorio de Vasconia como sus propios habitantes, los vascones, fueron desde siempre muy poco receptivos a la romanidad. La documentación existente a este respecto permite diferenciar con claridad una penetración romana palpable en los centros urbanos, quedando las zonas rurales mucho menos sometidas. De ello se deriva la conservación de una propia lengua y la continuidad de las prácticas paganas, esencialmente en aquellas zonas apartadas o de difícil acceso, donde el cristianismo no había podido llegar a penetrar.
Estas particularidades hicieron que los vascones permanecieran independientes a lo largo de todo el reino visigodo de Toledo, aun a pesar de los continuos intentos de sometimiento. Sólo llegaron a incorporarse algunas partes de Vasconia donde el sustrato romano propiciaba una adecuación a la nueva situación político-gubernamental.
En estas zonas más romanizadas es donde muy probablemente se situó Victoriaco o Victoriacum, ciudad fundada por Leovigildo como muestra del sometimiento de Vasconia. La localización de dicha ciudad sigue siendo hoy dudosa, aunque todo parece indicar que podría ser identificada con la actual ciudad de Vitoria o con el núcleo alavés de Vitoriano. A lo largo del siglo VII, los vascones hicieron frente, con relativa frecuencia, a las tropas de los ejércitos visigodos, aunque en ningún momento quedaron sometidos. Bien al contrario, las fuentes permiten creer que algunas zonas de difícil acceso en el territorio vascón sirvieron de cobijo para refugiados y rebeldes que huían de la monarquía toledana.
El caso de Froja parece que corresponde a esta realidad, pues recibió en su revuelta contra Recesvinto el apoyo de los vascos, aunque hay que decir que halló la muerte en el sitio de Caesaraugusta (Zaragoza).
En relación a las peculiares características de Vasconia durante la Antigüedad tardía, se suele asociar el problema de la bagaudia hispánica, pues es posible que en esta actividad estuviesen asociados elementos vascones. Si bien este hecho es posible, tampoco se puede afirmar con seguridad. La actividad bagáudica, probablemente de origen campesino, poco romanizados y organizados dentro de la marginación en la que vivían, se circunscribe únicamente a una serie de actos violentos y de pillaje exclusivos de las regiones interiores de la Tarraconense, limitándose a la zona de las grandes propiedades del valle medio y alto del Ebro. Las mayores incursiones de las que se tienen noticias tuvieron lugar en el año 441, en Araceli y Tarazona; para vencer a estas fuerzas fue enviado Aurasio y posteriormente su cuñado Merobaudes. En el año 454 el bagauda Basilio entró en Tarazona, ejecutando a la guarnición allí existente y al obispo, León.
A pesar del carácter belicoso y rebelde del pueblo vascón, esto no es motivo suficiente para hacerle responsable exclusivo de esta problemática. Las discusiones siguen abiertas y la historiografía actual ha incorporado a su estudio la posible identificación de unos sectores sociales vascones deduciendo una larga serie de hipótesis, a veces excesivamente extrapoladas.